Cenizas?

viernes, 22 de mayo de 2009

Escribir no es tan fácil. Escribir no es tan difícil. Lo único imposible es la quietud. Estática es cualquier pesadilla, ¿no?

Lenn abrió la puerta. Lenn abrió la puerta y encendió la luz. Tal vez no debería haberlo hecho. Sobre la mesa había un montón de cenizas, aún apestando a dolor. Algún resto de color aquí y allá, solo él sabía lo que era.
Sus mariposas. Aquello que guardaba su alma, su vida, sus recuerdos. Cada una tenía nombre e historia propia, su historia.
Aquella pequeña, la negra, la atrapó el verano pasado, cuando sobrevolaba el pequeño lago en calma. Auqel fue el verano memorable, y después ella le ayudó a soportar las cuchilladas, le hacía pensar que había valido la pena. Se había escapado incontables veces, pero siempre volvía a cogerla. Al menos, el seguía queriendo creer que era la mariposa de sus sueños.
Aquella otra, la azul, era relativamente reciente. sus aleteos le hablan de amor, de libertad, de vida. si se posaba en su mano, se alegraba ¿Qué mejor que la belleza para sentir la breve estancia lo inimaginable?
Y la amarilla con machas violetas, y aquella con vetas doradas...
Toda su alma, quemada.

Y los recuerdos acudieron a su mente.


Recordó que la noche anterior había regresado borracho a casa, y preso de una furia que lo ocnsumía se había decidido a acabar con todo.

Y comprendió.

Supo que la vida seguía, que no se vivía de pasado sino de esperanza, y que podía coser las grietas, y taponar los agujeros de la mente con pegotes de plastilina. Supo que el día que de verdad destrozase todo aquello que le hacía feliz, sería culpa suya.


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