La parábola del tonto.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Expetación. Ansiedad. Espera, esperanza. A ver que pasa. Y ver lo que no pasa. Todo apunta a una especie de comienzo de un nuevo ciclo. Entonces, entonces... ¿sólo había que sanear? ¿y yo qué? ¿era alguna clase de prueba? ¿para escarmentar? Pues no escarmiento, no, eso desde luego. Sería muy acertado si alguien dijera que la vida es como una una recopilación de cuentos no terminados .Un montón de "érase una vez" pero ningún "colorín colorado". Aunque nadie vaya a decirlo.
Todos, yo la primera, olvidamos. Es un don, supongo. No olvidamos lo que deberíamos, ni lo que queremos, ni lo que nos conviene, pero olvidamos, eso siempre. Amontonamos los recuerdos en cajas, los numeramos con fechas, las subimos al desvan y fin.
Mucho tiempo después nos damos una vuelta por ahí, y resulta ser realmente sorprendente. Pensamos, pienso: "¿De verdad sucedió así?", "¿fue antes o después?", "¿porqué no aproveché la oportunidad?" e "hice lo correcto. Si no, hoy no podría estar aquí. No me arrepiento". Cuando me doy cuenta de que algún día habré olvidado instantes preciosos, me pongo triste. Tengo más derecho que nadie a conservarlos, es mi vida. Pero, ¿quién elige?
Si pudieses elegir un poder "mágico" ¿Cuál sería? Volar, leer mentes, ser invisible... El mío sería la memoria absoluta. Recordaría todos y cada uno de los instantes vividos, todos los datos almacenados, la informmación recibida, los momenots exactos... TODO. Lástima que no pueda ser.

1 arañazos:

Sayu dijo...

Nunca había pensado en la memoria como un poder, pero tienes razón, sería genial, y muy útil.
En fin, definitivamente, me gusta el texto.